Gracias a la IA muchos empleos tendrán una curva de aprendizaje menor que en la actualidad, aunque otros tengan una mayor. En cualquier caso, el acceso a muchos puestos de trabajo que antes requerían de muchos años de formación terminarán siendo accesibles mediante cursos de preparación específica o formación profesional de nuevo cuño, que al quedar más demandados deberán incorporar competencias de creatividad, flexibilidad, capacidad de resolución de problemas, trabajo en equipo, por proyectos, etc. Porque las máquinas no serán capaces de sustituir estas características de la personalidad humana. Por lo tanto van a ser muy importantes las capacidades no cognitivas o blandas y de comunicación, capacidad interpersonal y de superación de obstáculos y problemas.
Conviene resaltar la necesidad de movilidad que deberán tener los nuevos trabajadores a lo largo de su vida profesional, no solamente física sino también entre diferentes profesiones y habilidades. Siendo obligatoria una capacidad de adaptación permanente. Por eso surgen unas cuestiones educativas importantes, que deben ser planteadas y resueltas:
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¿Cuál tiene que ser el nivel general de formación en el futuro para la próxima fuerza laboral de España?
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¿Cuánta formación será necesaria a lo largo de la vida profesional?
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¿Quién costeará esta formación? ¿El trabajador, la empresa o el gobierno?
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¿Cómo se recompensará la productividad en el futuro?
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¿Cómo debe articularse el sistema de Seguridad Social?
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¿Cómo deberá gestionarse el sistema de desempleo, para que no desincentive el trabajo, al mismo tiempo que promociona la movilidad entre empresa tecnológicas con el riesgo que supone para la estabilidad económica de los empleados y sus familias?