Ser joven en España en la segunda década del siglo XXI supone tratar de sobrellevar emocionalmente el desequilibrio existente entre expectativa y realidad así como bordear las distintas capas de exclusión y pobreza.
Según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el riesgo de pobreza o exclusión social incide especialmente en la población joven española con edades entre 16 y 29 años. Las cifras del organismo europeo apuntan a un 34,8 por ciento de jóvenes enfrentados a esa realidad.
En total son 2,3 millones de jóvenes en España los que viven en riesgo de pobreza. 400.000 más que en 2008, cuando el porcentaje de afectados ‘solo’ alcanzaba el 22,8 por ciento.
En cualquier caso, la cifra de población joven en riesgo de pobreza se ha reducido desde el máximo del 38,2 por ciento alcanzado en 2015 a un 34,8 por ciento (datos de 2017). Aun así, “estamos muy lejos de volver a los niveles previos a la crisis, donde esa tasa no superaba el 21,8% en 2007”, recuerda el Instituto de Estudios Económicos (IEE).
El crecimiento que sí ha registrado la macroeconomía española en los últimos años, por tanto, no se ha trasladado del mismo grado a la microeconomía, sobre todo a las capas con menos edad. La tasa de paro juvenil ronda el 30 por ciento (si se añade a los menores de 29 años) y el salario medio de este sector apenas supera los 14.000 euros anuales.
Temporalidad, precariedad y alquileres por las nubes. Este es el día a día de millones de jóvenes españoles que se ven incapaces de independizarse. Así lo pone de manifiesto otro informe de Eurostat recogido hace unas semanas por este periódico.
Según reveló la oficina europea, en 2017 el 80,9% de los menores de 29 años en España vivía con sus progenitores. Hace casi una década, en el año 2008, la cifra era mucho menor. No superaba el 72%.
La crisis persigue a los jóvenes: hay 400.000 más en riesgo de pobreza que hace 10 años