Según las proyecciones, la población superará los 400 millones en 2050. En Nigeria, la edad media es de 17,9 años y muchos jóvenes están cada vez más frustrados por la inseguridad y la pobreza
La tarde cae en Lagos. Un hombre con una gorra blanca ha montado al aire libre una peluquería improvisada con una sombrilla, un par de cuchillas y tijeras y un bote de polvos de talco. Parece muy concentrado en su trabajo, pero está escuchando la conversación entre dos españoles y un grupo de jóvenes nigerianos que beben cerveza a su lado.
—¿Por qué os queréis ir del país?
Todos se miran, pero nadie contesta, hasta que el peluquero se pronuncia en 'pidgin', la lengua criolla del país, sin dejar de afeitar a su cliente.
—Cómprales 'cassava' para que entiendan por qué.
Ade, uno de los hombres que charla con ellos, obedece las órdenes y desaparece. Al rato vuelve con una bolsa llena de granos de harina ('gari'), similar al pan rallado, y se la entrega al peluquero. Él lo abre, se mete un puñado en la boca y ofrece a los españoles:
—Esto cuesta 50 nairas [12 céntimos de euro] y es lo único que podemos comer algunos días —dice, retomando de nuevo su trabajo. Su cliente, mientras tanto, no ha movido la mirada de un pequeño espejo de 30x30 centímetros pegado a la pared.
Son las ocho de la tarde y en la calle apenas hay luz, más allá de un foco tintineante. El suelo, lleno de basura, contrasta con varios rascacielos a unos cientos de metros, donde se sitúan los hoteles caros en Lagos, una ciudad de más de 20 millones de habitantes. Casi quince nigerianos han observado la escena anterior de la 'cassava' divertidos. Les hace gracia ver a dos españoles comer 'gari' mientras beben cerveza y hacen fotos con sus móviles caros. Alguno se acerca y se integra en la conversación, movido por la curiosidad por la vida en Europa. Por sus preguntas y afirmaciones, parece que saben más del continente que muchos europeos.
"Hay un viejo dicho aquí: los blancos sueñan con ser Dios. Los negros soñamos con ser blancos y viajar a Europa”, dice Ade, un hombre de cuarenta años que trabaja en un centro de salud en Lagos. Cada vez que sonríe un paleto sobresale de su dentadura.
El problema migratorio de Nigeria
Una reciente encuesta del Pew Research estimó que el 45% de nigerianos adultos tienen previsto emigrar a otro país en los próximos cinco años. Es una cifra llamativa y muy por encima de los siguientes países en la tabla, Túnez (24%) y Kenia (19%). "En estos tres países africanos, dos tercios de los encuestados mencionan el trabajo, la educación y la reunificación familiar como razones principales por las que abandonarían sus países", explican desde Pew. Sin embargo, los conflictos también juegan un papel importante: muchos de los encuestados dicen escapar de Nigeria por la violencia, en clara alusión al peligro de los secuestros, los robos y los atentados de Boko Haram, cuyo conflicto se extiende por el norte del país.
La cifra es aparentemente desproporcionada. Chervine Oftadeh, investigador para la ONU en Nigeria, recuerda que, según la Organización Internacional para las Migraciones (IOM), el porcentaje medio de personas que planea emigrar en África está en torno al 5%. En Nigeria solo es el 2,6%. Healy Claire, analista para el International Centre for Migration Policy Development, se mueve en la misma línea: "Cualquier proyección de inmigración futura de Nigeria tenderá a exagerarse mucho”.
Por otro lado, tan solo el 14% de los nigerianos que tienen previsto salir del país han llevado a cabo los tres pasos fundamentales para emigrar, que consisten en recopilar información sobre el viaje y el país de destino, ahorrar o pedir prestado dinero y haber solicitado el pasaporte o la visa).
Healy recalca que, por ahora, Nigeria no es un país emigrante: “El número de nigerianos que viven en el extranjero es relativamente pequeño en comparación con su población. Se estima que alrededor de dos millones de nigerianos viven fuera y el flujo neto anual es de -300.000".
Sin embargo, todo apunta a que algo está cambiando en el país más habitado del continente.
La población de Nigeria, un país complejo y muy diverso -tiene distintas lenguas y congrega más de 250 grupos étnicos diferentes-, ha crecido de 45 millones de habitantes en 1960 a casi 200 millones hoy (en 2050, según estimaciones, puede alcanzar los 410 millones). La Comisión Europea calculó que la población de Nigeria podría ser más numerosa que toda la Unión Europea en 2060.
Todos los jóvenes reunidos dicen estar frustrados por la situación política y económica del país. No hay ninguno que no sueñe con emigrar. Más del 50% de los jóvenes en Nigeria (22.64 millones) están desempleados o no tienen un trabajo fijo, una cifra que no ha parado de aumentar en los últimos años. Ade se gana la aprobación del público cuando expresa sus sentimientos: “Soñamos con salir y encontrar un trabajo estable fuera, volver a nuestro país y cambiar el dinero a nairas. De esta forma, aquellos que te rechazaron te empezarán a respetar".
Otro hombre que estaba apoyado en un coche coge un taburete del peluquero y se sienta cerca de los dos españoles. Se llama Emenike, no supera los 23 años y se levanta todos los días a las 6:30 para limpiar las calles de la isla. Es incapaz de dejar de sonreír mientras habla, incluso cuando discute con otro nigeriano sobre lo difícil que es conseguir una novia: "Aquí todo el mundo tiene demasiado orgullo", repite.
La fuga de la clse media
Idayat Hassan, analista del 'think tank' nigeriano Centre for Democracy & Development, explica por qué las cosas están cambiando en el país: “Históricamente, los nigerianos han emigrado buscando mejores vidas por el alto desempleo y la pobreza. Sin embargo, la dinámica está cambiando muy rápido. Cada vez más gente de clase media está emigrando para buscar un futuro mejor para ellos y sus hijos. Muchísimos miran hacia Canadá, por ejemplo. La avalancha está causando una fuga de cerebros, algo que el Gobierno tiene que solucionar”, subraya.
Emenike parece encantado de haber hecho nuevos amigos. Dice que conoce gente en Canadá, Alemania y Estados Unidos. “Todos me dicen que me vaya allí, que hay más oportunidades y mucho trabajo para nosotros. ¿Es verdad?”, pregunta. "Nosotros no vamos a hacer el trabajo que hacéis vosotros", recuerda otro. Ade se interesa por las ayudas económicas a los desfavorecidos. “¿Qué pasa si no trabajas en España, ¿te echan?”. Los nigerianos se ríen cuando se les dice el precio medio de un corte de pelo en Europa. “Yo cobro 400 nairas, si quieres te lo corto ahora”, dice el peluquero haciendo gestos con las tijeras.
El informe de Pew explica que aquellos que tienen un grado universitario o estudios superiores tienen más posibilidades de emigrar. Además, es más probable que los que tienen ingresos más altos emigren en los próximos cinco años.
El aumento descontrolado de la población traslada el reto al gobierno, que es incapaz por ahora de proveer unos servicios adecuados para todos. Un estudio del Nacional Bureau of Statistics (NBS) demostró que solo uno de cada cuatro nigerianos que solicitaron plaza en la universidad en 2017 (10 millones en total) fueron aceptados. Hay 150 universidades públicas y privadas con una capacidad para acoger a un máximo de 600.000 estudiantes, aunque haya muchos más.
“Si uno mira la situación política, social y económica del país y habla con la gente de Abuja o Lagos hay un evidente sentimiento de frustración. Es muy común escuchar a la gente “tengo que salir de este país como sea”. Nigeria es un país con una tasa de pobreza muy alta, pero la gran mayoría de gente es tan pobre que no es capaz ni siquiera de emigrar. Para la clase media, escasa pero creciendo, es una opción viable”, explica la investigadora Healey, que recuerda que con la elección del presidente Muhammadu Buhari en 2015 se pensó que la economía de los hogares mejoraría. Y no fue así: "Eso ha aumentado la frustración y las ganas de salir del país".
Imagen distorsionada de la realidad
En la peluquería improvisada, los nigerianos creen que el problema del país, además de la pobreza y la inseguridad, es la falta de liderazgo y la corrupción: “Buhari no es corrupto, pero todos los que le rodean sí. Nadie tiene esperanzas en la calle”, dice Emenike, que vuelve ofrecer 'cassava' a los presentes. Otro nigeriano, muy delgado y con gafas de sol, asiente detrás del periódico local 'The Guardian' mientras fuma un porro.
Para Olusegun Adeniyi, periodista, antiguo portavoz del Gobierno nigeriano y autor de ‘From frying Pan to fire’, libro en donde narra el peligroso viaje que emprenden los africanos para llegar a Europa, el gran problema de la inmigración es la distorsión de la realidad:
"Las personas que han emprendido el camino de ida se han gastado mucho dinero y han pedido prestado a familiares y amigos. Su historia no puede ser la de un fracaso: arriesgan su vida por una imagen distorsionada de la realidad. Los inmigrantes senegaleses tienen un credo que es ‘Barsa wala Barsakh’, que en wólof significa “Barcelona o muere". En Nigeria pasa algo parecido", explica.
Si se les insiste por los problemas políticos de Nigeria, ellos mueven la conversación a España. ¿"Qué está pasando en Cataluña? Un territorio se quiere ir de vuestro país... Bueno, aquí tenemos lo nuestro también", dice Emenike. Se refiere al movimiento indígena de Biafra, un territorio compuesto predominantemente por cristianos de la etnia igbo. El conflicto se inició en 1967-1970 con la guerra civil y dejó entre uno y dos millones de muertos. Como en cualquier otra parte de Nigeria, la lealtad hacia el gobierno federal nigeriano es más débil que hacia el grupo étnico o religioso.
¿Qué debe hacer Nigeria?
Las reformas que debe acometer Muhammadu Buhari para detener el futuro flujo migratorio no son pocas, según Healy: "Tiene que mejorar la economía nigeriana y promover la migración interna ordenada y el libre movimiento dentro de la región de Ecowas. Además, debe negociar programas legales de migración con los países de destino y de tránsito para que los nigerianos puedan emigrar por estudios, trabajo o por familia”.
Por su parte, el antiguo portavoz del gobierno nigeriano cree que se debe recuperar el atractivo para los jóvenes (la edad media del país es de 18 años). “Educación, educación y educación. Esa es la respuesta”, contesta Adeniyi. Los jóvenes dejarán de emigrar “si adquieren las habilidades demandadas por las economías modernas. En tal caso, no arriesgarán su vida ni se ahogarán en el Mediterráneo”.
Por su parte, Hassan considera que Nigeria no puede pensar simplemente en crear trabajos: “Tiene que mejorar la seguridad y centrarse en servicios como la educación, el agua o la electricidad. Cada vez más gente abandona el país porque tienen miedo de ser secuestrados. Es decir, la falta de servicios sociales es lo que está incentivando la emigración”.
El tercer país más feliz
La inseguridad y la pobreza contrasta con el estado de ánimo de la población. Nigeria es el tercer país más feliz de África, según un reciente estudio conjunto de la ONU y Gallup. "El origen de estos países está basado en el amor", explica Ade.
Cuando se les pregunta qué saben de política europea, ellos hablan de Salvini, Berlusconi y Merkel. “¿En Italia? Allí hay mucha policía. No puedes moverte sin que te pregunten a dónde vas. Alemania, según nos cuentan, se parece cada vez más a una cárcel, pero todavía está bien", responde Ade.
Emenike, con su última sonrisa del día, concluye la conversación: "Los europeos sois muy listos y hacéis las cosas bien, pero cada vez tenéis más policías y así es imposible". Los jóvenes diferencian entre países europeos "buenos" y "malos" para viajar y vivir. "Si quieres yo te digo cuáles son los cinco mejores países en Europa", dice Afamefuna, un lagosiano que hasta entonces no había intervenido. "Los mejores países para emigrar son Suiza, Bélgica, Alemania, Luxemburgo y Noruega".
Todos insisten en que quieren salir del país, pero si se les pregunta qué planes tienen para lograrlo, se encogen de hombros y se quedan callados durante un rato. Todos menos uno. El hombre que fumaba detrás del periódico rompe el silencio y exclama: “Ahora lo entiendo: ¡tú te pareces a Eden Hazard!”.
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