Da a los clanes gallegos la máxima relevancia en la distribución de cocaína y hachís en Europa
El narcotráfico gallego está en el punto de mira de la CIA. La Agencia Central de Inteligencia estadounidense señala directamente a los clanes de traficantes de drogas de Galicia como algunas de las organizaciones de mayor trascendencia en Europa en el transporte y distribución de estupefacientes. La división de inteligencia de Estados Unidos llega a equiparar incluso el trabajo de los narcos gallegos con la incidencia que en Europa tienen las bandas organizadas latinoamericanas y del norte de África.
La base de datos en la que la CIA describe los hechos más destacables de hasta 267 países, colonias y entidades mundiales se detiene en el caso de España específicamente en la comunidad gallega para indicar que «los traficantes del norte de África, de América Latina, Galicia y otros países europeos aprovechan la extensa costa de España para enviar grandes cargamentos de cocaína y hachís para su distribución al mercado europeo».
La referencia específica a Galicia en el archivo abierto de la agencia cobra aún más relevancia al ser una de las únicas ocho que la CIA hace a territorios concretos de nivel administrativo inferior al de Estado.
Galicia y siete más
De entre los 134 países vinculados por los servicios de la agencia al mundo de la droga por ser productores, zonas de tránsito, de especial nivel de consumo o escenarios de la actividad de bandas organizadas, la lupa que se pone en Galicia solo se agranda en otras siete áreas del planeta, pero ninguna vinculada a Europa. Especifica los casos del valle de la Becá en el Líbano, al que achaca una alta producción de cannabis, hachís, opio y fenetileno (conocido como la droga de los yihadistas); también alude a la región fronteriza del triángulo de oro asiático que forman Birmania, Laos y Tailandia, cuya producción de heroína se deriva a China; cita el informe también al área de la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay como eje de lavado de dinero de la droga, circunstancia que señala también en la zona franca panameña de Libre de Colón y en la chilena de Iquique; Tasmania (Australia) es identificada como una de las principales proveedoras mundiales de productos opiáceos, y la última reseña zonal, además de la gallega, se centra en Shan, fuente del 91 % del cultivo de amapola de Birmania.
La descripción de la incidencia de la droga en España, más allá de los clanes gallegos, indica que el mercado español es consumidor de cocaína latinoamericana y de hachís del norte de África. A mayores, la CIA considera España como «destino y punto de transbordo menor» para la heroína del sudeste asiático, y también como lugar habitual para el lavado de dinero por parte de organizaciones de narcotráfico y crimen organizado colombianas.
La agencia de inteligencia señala, eso sí, que la presencia de bandas y narcotráfico se produce «a pesar de los rigurosos esfuerzos en la aplicación de la ley» por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, la Administración y el sistema judicial.
Los archivos que la CIA ha confeccionado sobre la incidencia mundial del narcotráfico y el alto consumo de drogas deja fuera de dicho mapa solo 43 países de todo el mundo. Entre ellos destacan todos los nórdicos, Corea del Sur e Irak, además de diversos Estados islámicos y africanos de bajo nivel de renta per cápita.
Portugal, alijos récord
Portugal sí merece un apunte especial de la agencia para reseñar los alijos récord de cocaína hechos por sus autoridades a los clanes latinoamericanos. Considera además el territorio luso como una de las puertas de entrada a Europa de la heroína del sudoeste asiático, así como un punto de transbordo del hachís que va del norte de África a Europa. La vinculación lusófona entre Portugal y Brasil con Cabo Verde y Guinea Bisáu es señalada también para subrayar la condición de los países africanos como área de transbordo de cocaína latinoamericana destinada a Europa occidental.
Los gigantes de la droga
Especialmente detallados son los apartados que la CIA dedica a los que considera gigantes de la droga. Afganistán abre el listado de la central de inteligencia norteamericana, al ser señalado como el mayor productor de opio del mundo y su derivación a la heroína, negocio que vincula a los talibanes. Birmania es considerado como el segundo productor de opio, y la India como elaborador mundial de esta sustancia para comercio de productos farmacéuticos. Rusia e Irán aparecen como grandes consumidores de opiáceos. México reúne casi todas las clasificaciones de la agencia en materia de drogas, especialmente como proveedor también de opio, marihuana y metanfetamina.
En Europa el organismo de inteligencia cita Holanda como gran productor de drogas sintéticas y el Reino Unido como notable consumidor de heroína, mientras que Estados Unidos lo es, al igual que Brasil, de éxtasis y de cocaína, cuya producción centra en Bolivia, Colombia y Perú. Marruecos se identifica como fuente de cannabis, y Sudáfrica, de marihuana.
La CIA alerta de los vínculos entre la cocaína y la corrupción política: Es especialmente alarmante en una veintena de países
El auto judicial por el que se ha detenido de nuevo a Sito Miñanco lo vincula con la organización de un red de confidentes en la Agencia Tributaria y los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado como muestra de las estrategias de corrupción que los narcotraficantes tratan de alimentar entre funcionarios públicos para que los alerten de cualquier operación policial sobre sus movimientos o de rastreo de sus capitales.
La CIA hace especial reseña de esa relación entre el mundo de la droga y la corrupción, especialmente alarmante en una veintena de países. Considera generalizada esa compra de funcionarios públicos en Afganistán, Guinea Bisáu y Haití, masiva en Kenia y notable en Argentina, Bulgaria, Camboya, Congo, Costa de Marfil, Guatemala, Honduras, Liberia y Paraguay.
Vinculadas a esas prácticas corruptas en la función pública en unas ocasiones y a los sistemas bancarios nacionales en otras, la agencia va trazando también el rastro del lavado del dinero procedente del narcotráfico, que tiene sus centros en una cuarentena de países. Argentina, Aruba, Brasil, Bolivia, Birmania, Camboya, Colombia, Grecia, Irlanda, Israel, Italia, Jamaica, Liechtenstein, Panamá, Arabia Saudí, Suiza, Reino Unido o Uruguay figuran entre otros en dicho listado de aclarado del dinero de la droga.
La CIA apunta también al lavado de fondos por el sector del juego, en especial en Estonia y Letonia, país al que además le atribuye una amplia actividad en falsificación, extorsión, tráfico de automóviles robados y prostitución, cuyos beneficios son objeto de blanqueo.
Sobre muchos países del este de Europa la CIA advierte de la actividad de bandas criminales, como las de Estonia y Letonia, Rusia y Albania, además de las históricas de Grecia e Italia. El tráfico de armas relacionado con pagos por cargamentos de droga figura sobre los mapas de Liberia, Nicaragua, Surinam, Albania y Brasil.
Y, finalmente, la CIA advierte que el tráfico y posesión de drogas puede suponer la imposición de penas de muerte en Malasia, Arabia, Singapur, Vietnam, Brunéi, Cuba, Indonesia e Irán.
La CIA equipara el narcotráfico de Galicia al latinoamericano y al del norte de África