En tiempos de severa crisis monetaria como los actuales y con el euro amenazado por la desintegración, resulta interesante retroceder a la historia del dinero en el siglo XIX y conocer algunos intentos anteriores de unificación monetaria como la Unión Monetaria Latina
Entre los antecedentes históricos del dinero de la actual Unión Monetaria Europea, existió un proyecto de Napoleón III para una serie de países europeos conocido como la Unión Monetaria Latina. Este experimento de alguna manera precursor del euro tuvo una influencia crucial en la acuñación mundial de las monedas de oro y de plata, que de hecho se conoce como la Unión Numismática Latina.
La Unión Monetaria Latina (UML) fue ideada por Napoleón III y puesta en marcha el 23 de diciembre de 1865. Esta iniciativa fue liderada por el Imperio Francés y secundada por el Reino de Bélgica, el Reino de Italia y la Confederación Helvética con la intención de favorecer la circulación de las monedas y de crear un espacio común europeo intermedio entre el Reino Unido y la nueva Alemania promovida por Prusia. Se unificaron el franco francés, el franco belga, la lira italiana y el franco suizo. Estos países se comprometieron a que sus monedas fueran libremente intercambiables a un estándar de 4,5 gramos de plata o 0,290322 de oro, estableciendo un ratio oro/plata de 15,5 a 1.
La intención era acuñar monedas que tuvieran el mismo valor, peso y ley en los diferentes países; y que de esta forma 100 francos franceses tuvieran la misma cantidad de oro que 100 pesetas o cien liras. Una idea similar a la del euro pero conservando cada nación su propio sistema monetario. Cuantos mas países se unieran a la Unión Monetaria Latina mejor porque de esta forma las monedas de cada país podían circular en más lugares. En 1868 se unieron a la UML España y Grecia. España por entonces estrenaba la peseta como unidad monetaria bajo el Gobierno provisional que gobernaba el país tras el derrocamiento de Isabel II.
En 1889 se adhirieron al modelo económico preconizado por Francia, naciones tan dispares como Rumanía, Mónaco, Venezuela, Perú, Chile y Argentina, Austria, Bulgaria, Venezuela, Serbia, Montenegro, San Marino y los Estados Pontificios del Vaticano. El Reino Unido y EEUU nunca se anexaron a la Unión Monetaria Latina.
La Unión Monetaria Latina nunca contó con la supervisión de un banco central único y tampoco se plantearon políticas económicas y fiscales en común. Este nuevo sistema monetario estaba basado en la moneda del país más poderoso económicamente, que era Francia que lideraba la iniciativa acuñando monedas de oro de 100 francos, 50 francos, 25 francos, 20 francos, 10 francos, 5 francos, de plata de 5 francos, 2 francos, 1 franco, 50 céntimos, 20 céntimos, y de cobre, 10 céntimos, 5 céntimos, 2 céntimos, 1 céntimo. Los países que querían formar parte de la Unión Monetaria Latina se veían obligados a emitir sus monedas con los mismos valores. España, acuñó moneda con especificación de la UML hasta 1926.
El fin oficial de la Unión Monetaria Latina tuvo lugar en 1927 pasando a la historia del dinero, en parte debido a las agitaciones de la Primera Guerra Mundial, la inflación y la volatilidad de los metales preciosos.