La herida de la despoblación escuece en la zona rural del norte de España. Los nuevos datos del padrón demuestran que cada vez son más los municipios al borde de la desaparición
En Escobar de Campos, el último pueblo leonés a la frontera de Palencia, conviven 42 vecinos, veinticuatro hombres y 18 mujeres que siguen manteniendo su hogar en uno de esos pueblos que cada vez parecen quedarse más olvidados.
Fue en 2014 cuando sus habitantes empezaron a tomarse en serio la posibilidad de estar abandonados por las administraciones. Un día cualquiera, la torre de su iglesia amaneció con una grieta que se alargaba por momentos, amenazando con derrumbar una de las pocas joyas que quedaban en el pueblo. “Si somos cuatro gatos, ¿quién va a venir a arreglarlo?”, se preguntaba un vecino entonces.
Escobar de Campos estaba acostumbrado a ser el único pueblo de la provincia con menos de 101 habitantes y muy poca atención. No fue hasta 2001 cuando Valdemora, Villabraz, Fuentes de Carbajal y Castilfalé se sumaron a la lista negra. Algunos habían perdido hasta la mitad de su población en menos de 12 años.
La historia de Escobar de Campos y de las localidades vecinas queda recogida en los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado durante esta semana sobre el padrón de los municipios españoles. Pero el pueblo de la iglesia agrietada no está solo en su desgracia: ya son más de 1.300 las localidades que han registrado menos de 101 habitantes en sus calles.
Antes eran más grandes
En 23 años, España ha visto aumentar el número de municipios con menos de 101 habitantes en un 60%. Fue en el año 2008, en plena recesión económica, cuando la cifra superó el millar dejando muy atrás los 851 registrados en 1996, el primer año en el que el INE comenzó a registrar estos datos.
A lo largo de las dos décadas se han dado tres condiciones para este fenómeno: el aumento de los municipios más pequeños, la disminución de los medianos y la constancia poblacional de las ciudades más grandes.
Esto no es si no una consecuencia más de la despoblación que están sufriendo las zonas rurales de España. Si los municipios con menos de 101 vecinos aumentan en número quiere decir que cada vez son más los que abandonan los pueblos, reduciéndose el padrón hasta quedar por debajo del umbral del centenar de habitantes.
Además, el hecho de que el número de poblaciones de entre 100 y 1.000 personas se haya reducido mientras que las ciudades más grandes (entre 30.000 y 500.000) se han mantenido más o menos constantes confirma, de nuevo, que aquellos que abandonan el campo lo hacen para desplazarse a lugares con una mayor población.
Esto no es si no una consecuencia más de la despoblación que están sufriendo las zonas rurales de España. Si los municipios con menos de 101 vecinos aumentan en número quiere decir que cada vez son más los que abandonan los pueblos, reduciéndose el padrón hasta quedar por debajo del umbral del centenar de habitantes.
Además, el hecho de que el número de poblaciones de entre 100 y 1.000 personas se haya reducido mientras que las ciudades más grandes (entre 30.000 y 500.000) se han mantenido más o menos constantes confirma, de nuevo, que aquellos que abandonan el campo lo hacen para desplazarse a lugares con una mayor población.
En total, son 15 las provincias de España que han perdido al menos diez localidades en menos de 23 años. La Rioja, Huesca y Navarra quedan en los últimos puestos,
Ávila ha sido la provincia más castigada por el fenómeno de los pueblos vacíos. En total ha perdido 58 municipios. Si en 1996 había 34 pueblos con menos de 101 habitantes, ahora rozan el centenar.
Guadalajara, Burgos o Soria son las que se llevan la palma en cifras absolutas: a día de hoy registran 180, 162 y 116 pueblos respectivamente, más de un tercio de lo que había en los años 90.
La historia se repite en Teruel y Valladolid, dos lugares que, aunque alejados, comparten el mismo destino. La provincia aragonesa ha perdido 28 pueblos, alcanzando casi los 100 en 2018. Valladolid, por su parte, ha aumentado la lista con 59 pueblos abocados a la desaparición.
En el otro extremo quedan, en su mayoría, las provincias costeras y las grandes capitales. De hecho, Guipúzcoa es un caso llamativo pues los tres pueblos que en 1996 registraban menos de un centenar de habitantes aumentaron en 2018 su población hasta un 80%. Ahora más de 400 personas viven en Orexa, Baliarrain y Altzaga.
Los pueblos españoles de menos de 100 vecinos aumentan un 60% en veinte años