Funcionarios y pensionistas ganarán este año poder adquisitivo y lo harán además, de manera muy notable. Bruselas, en sus previsiones de verano señaló este miércoles que la inflación será este año de apenas un 0,9%, cifra muy inferior al 2,75% que pueden llegar a subir los salarios de los funcionarios, e inferior también al 1,6% que se han revalorizado las pensiones.
Y para el año que viene, la Comisión Europea estima que el IPC será del 1,2% dato que adelanta que los funcionarios también mejorarán de manera muy significativa su capacidad de compra. La subida mínima que experimentarán los salarios públicos será del 2,3% y la cifra podría ir aumentando paulatinamente en función de diferentes variables, como el crecimiento económico o el cumplimiento del objetivo de déficit, hasta alcanzar un máximo poco probable del 3,85%.
Si a esto se le añade que en 2018 ya se produjo una ganancia de poder que fue limitada, pero ganancia al fin al cabo, el resultado es que los funcionarios encadenarán tres ejercicios con un incremento de sueldo que supera a la evolución del coste de la vida. Ante esta circunstancia, los representantes sindicales siempre apuntan que el de los trabajadores públicos fue uno de los colectivos más castigados durante la crisis. Las cifras de CCOO apuntan a una caída en la capacidad de entre el 9% y el 14%.
La cifra podría antojarse elevada ya que los sueldos privados, que han tenido que hacer frente a una devaluación muy fuerte, cedieron un 10% de su capacidad entre 2008 y 2014 según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero, de todas maneras, la tendencia alcista en la que se encuentran los salarios públicos supera con creces la que registran los privados.
Para los pensionistas, por su parte, todavía no hay un repunte cerrado para 2020 pero el compromiso mostrado por el presidente del Gobierno es que aumentarán como mínimo al ritmo del IPC. Ese mismo argumento es el que llevó a Pedro Sánchez a incrementar en una décima (del 1,6% pactado por el Gobierno de Mariano Rajoy y el PNV al 1,7%) la subida de las pensiones en 2018. La excepción será este año, cuando las pensiones subirán también un 1,6% en virtud del mencionado acuerdo a pesar de que el IPC será inferior.
En todo caso, en la previsión ofrecida por la Comisión Europea se apunta que la baja inflación se debe principalmente a la evolución del precio del petróleo. También el INE (que hoy debe confirmar el dato adelantado del 0,4% de junio) ha esgrimido esta variable para explicar las bajas cifras de IPC de los últimos meses. Y lo propio hizo el Banco de España apuntó cuando el pasado mes de junio, ofreció sus previsiones macroeconómicas. En concreto, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos apuntó que el IPC este año será del 1,1% y del 1,3% el que viene, datos que suponen una reducción de una y dos décimas respectivamente frente a sus propias estimaciones de marzo.
"Las proyecciones son ahora ligeramente inferiores a las de marzo a lo largo de todo el horizonte de previsión, debido a las menores tasas de crecimiento del componente energético, lo que en el corto plazo está relacionado con las recientes sorpresas a la baja en los precios del gas y la electricidad y, a medio plazo, con el descenso más marcado del precio del petróleo que anticipan los mercados de futuros", explicó el BdE.
Además, fuentes del regulador suman que se está produciendo un extraño fenómeno: a pesar de que los salarios están creciendo, las empresas no trasladan este incremento a los precios. Esto es, que las compañías están asumiendo el repunte de los costes laborales a costa de moderar sus beneficios, lo que a su vez representa un nuevo factor de contención en la inflación.
En este contexto, se hace imposible que la inflación repunte hasta niveles cercanos al 2%, objetivo primordial para el Banco Central Europeo (BCE) y que se ha convertido en una obsesión para el presidente saliente, Mario Draghi. Pero los datos muestran que esos niveles siguen estando muy lejos y, al mismo tiempo, ofrecen a los funcionarios y pensionistas una notable ganancia de poder adquisitivo.
Los pensionistas ya acumulan medio año de ganancia adquisitiva (y lo que queda)
Fue una de las grandes reivindicaciones al Gobierno de Pedro Sánchez, y ha cumplido. Los pensionistas le exigieron en las calles que garantizara el poder adquisitivo de sus prestaciones públicas, y así está sucediendo desde hace ya seis meses. El Ejecutivo socialista aprobó una subida de las pensiones muy por encima de sus previsiones de inflación para este año y la ganancia de poder adquisitivo ya es evidente en este primer tramo del ejercicio. Todo apunta a que lo será definitivamente a cierre de 2019.
"Habrá ganancia de poder adquisitivo frente a años de merma constante por el sistema anterior de cálculo", aseguró Sánchez en último Consejo de Ministros del año pasado en el que se aprobó el real decreto que incluía la revalorización general de las pensiones de un 1,6%. Lo hizo consciente de que en su cuadro macroeconómico se dibujaba un incremento de los precios no superior al 1,2% para este año. Se saltó así, como ya había hecho anteriormente Mariano Rajoy, el decreto de 2013 que limitaba la actualización de las prestaciones al 0,25% mientras la Seguridad Social presentara una situación de déficit.
Esta decisión ya está empezando a dar sus frutos. El Índice de Precios de Consumo (IPC) registra tasas interanuales bastante contenidas desde el pasado mes de diciembre, cuando se situó en el 1,2%. El indicador empezó este año en el 1% y empezó a escalar paulatinamente, hasta alcanzar el 1,5% en abril. Si bien en mayo se ha desplomado al 0,8%, muy por debajo de lo que preveían los analistas y evidenciando así la ganancia de poder de compra. Con este último dato, las pensiones han subido el doble que los precios en el quinto mes del ejercicio. Y todo apunta a que tienen la ganancia garantizada para el conjunto del año, pues los expertos esperan una media anual del IPC por debajo del 1,2%.
En paralelo, la nómina de las pensiones sigue disparada. El gasto mensual bate récord tras récord, al compás de la mayor esperanza de vida y de las mejores condiciones en las que se retiran los nuevos jubilados. En mayo el desembolso de la Seguridad Social alcanzó los 9.610,96 millones de euros, lo que supone un incremento del 7% respecto a hace un año, tasa similar a la que se registró en enero, febrero, marzo y abril. Si bien hay que tener en cuenta que en 2018 la revalorización de las pensiones se aprobó en el mes de julio y se aplicó con carácter retroactivo, por lo que en términos homogéneos el aumento de la nómina es de en torno al 5%.
De cualquier manera, la pensión media del sistema alcanza ya los 990 euros y la de jubilación los 1.138 euros. Si bien el tipo de pensión que más ha subido es la de viudedad, tras la aprobación de la ampliación de la base reguladora hasta el 60%. Las viudas (ellas son mayoría) cobran ahora casi un 9% más que hace un año, hasta 712 euros de media.
El efecto 'bola de nieve'
Sin entrar a valorar si la cuantía de las pensiones es excesiva o insuficiente, lo que es evidente es que su crecimiento es exponencial tras las últimas subidas. Lo cierto es que al subir las pensiones un 1,6% de manera general y un 3% las mínimas, Sánchez se ha limitado a respetar lo que había pactado el Gobierno del PP con el PNV para 2018. Pero la diferencia es que el Ejecutivo socialista dio luz verde, a conciencia, a una revalorización muy por encima del IPC previsto y además ha compensado a los pensionistas por la décima de poder adquisitivo que perdieron el año pasado, con una inflación media del 1,7%.
El resultado no solo es un gasto disparado, sino que está empezando a cuajar un efecto 'bola de nieve' que amenaza con poner en grave riesgo la sostenibilidad del sistema de las pensiones públicas. Lo han avisado desde el FMI hasta el Banco de España: vincular permanentemente las prestaciones a la inflación, sin introducir medidas compensatorias, consolida un gasto estructural difícil de soportar para el sistema.
El efecto 'bola de nieve'
Sin entrar a valorar si la cuantía de las pensiones es excesiva o insuficiente, lo que es evidente es que su crecimiento es exponencial tras las últimas subidas. Lo cierto es que al subir las pensiones un 1,6% de manera general y un 3% las mínimas, Sánchez se ha limitado a respetar lo que había pactado el Gobierno del PP con el PNV para 2018. Pero la diferencia es que el Ejecutivo socialista dio luz verde, a conciencia, a una revalorización muy por encima del IPC previsto y además ha compensado a los pensionistas por la décima de poder adquisitivo que perdieron el año pasado, con una inflación media del 1,7%.
El resultado no solo es un gasto disparado, sino que está empezando a cuajar un efecto 'bola de nieve' que amenaza con poner en grave riesgo la sostenibilidad del sistema de las pensiones públicas. Lo han avisado desde el FMI hasta el Banco de España: vincular permanentemente las prestaciones a la inflación, sin introducir medidas compensatorias, consolida un gasto estructural difícil de soportar para el sistema.
Funcionarios y pensionistas disparan su poder de compra
Los pensionistas ya acumulan medio año de ganancia adquisitiva (y lo que queda)