La Airef denuncia que el presupuesto dedicado a la investigación ha caído más de un 55% desde el 2011
España realiza 18 patentes por cada millón de habitantes, muy lejos de la media europea, que se sitúa en 72 patentes por cada millón de personas. Son los fríos datos que deja el informe publicado este miércoles por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
El informe ‘Evaluación del gasto público 2018, proyecto 5 (I+D+i)’ sitúa a España a la cola en muchas materias relacionadas con la investigación y el desarrollo. Además de la falta de patentes, la poca influencia que tiene la innovación en las empresas españolas. Solo un tercio de ellas se puede calificar como innovadoras.
“España destaca negativamente en el porcentaje de empresas innovadoras, 34 %, frente al 49 % de la UE”, lamenta la Airef. Según los datos de su informe, tanto en Alemania, como Francia, Italia y Reino Unido, ese porcentaje supera el 50%.
En cuanto a las patentes, Alemania produce 174 patentes por cada millón de habitantes, Francia 87, Reino Unido 58 e Italia 50. Todas ellas triplican, como mínimo, el resultado de la investigación española.
La Airef resume que la menor involucración del sector privadoen materia de investigación e innovación es “una de las principales características de la financiación del sistema español”.
Falta de financiación
El presupuesto total destinado a los diferentes programas de los planes estatales ha disminuido un 55 % desde 2011 hasta 2016 (5.604 millones de euros hasta 2.504) lo que limita la capacidad para alcanzar los objetivos tanto del Plan Estatal como los del H2020 de la Unión Europea (por ejemplo, alcanzar el 3 % del PIB en inversión en I+D+i).
Las ayudas que concede el Estado no llegan tampoco a cubrir suficientemente las necesidades económicas, ni algunas de las necesidades no económicas (expectativas de estabilización, habilidades transversales, excesiva carga administrativa, y la transparencia en la información de las ayudas, entre otras).
Además, la Airef critica “una cierta discrecionalidad” por parte del investigador principal encargado de la evaluación de los candidatos (40 % CV, 60 % adecuación al proyecto) a la hora de conceder determinadas ayudas (FPI, Formación de Personal Investigador).
La falta de financiación y el procedimiento errático – a juicio de la Airef – a la hora de repartir las ayudas ha derivado en que desde el año 2010 hasta el 2016, el número de investigadores y personal de I+D descendió alrededor de un 8%.
“No existe una relación clara entre las ayudas y los objetivos estratégicos que se persigue con cada una de ellas”, concluye el informe del organismo público.
Mucha burocracia, poca innovación
El documento de la Airef señala la “poca predictibilidad” de las fechas de publicación y resolución de las ayudas como otro de los obstáculos a los que se enfrenta la mayoría de investigadores.
“Existe una gran variabilidad en las fechas de las convocatorias anuales de las ayudas, descoordinación temporal entre las etapas de la carrera investigadora y las fechas de convocatoria de las ayudas, existe escaso periodo para preparar la documentación exigida en la convocatoria, periodos largos de resolución de las ayudas, que se pueden llegar a prolongar más de seis meses, etc.”, describe.
El principal problema en la fase de solicitud a lo largo de todas las etapas de la carrera investigadora es el exceso de “burocratización” del proceso de solicitud. Una vez concedidas las ayudas, el principal problema es la incertidumbre sobre los períodos de recepción de la financiación.
En el año 2016, uno de cada dos euros presupuestados para I+D+i no se gastaron. Esta baja ejecución del presupuesto se debe al alto peso de instrumentos en forma de préstamos, que pueden no ser atractivos en las condiciones económicas actuales. En cambio, para el programa objeto de estudio, gestionado mayoritariamente por la AEI, se ejecutó un 86 % en 2016, y, un 93 % en 2017.
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