El éxito de la educación portuguesa y qué debería aprender España de ellos

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El éxito de la educación portuguesa y qué debería aprender España de ellos

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Hace dos décadas, nuestros vecinos se enfrentaban a malos resultados en PISA y a un alto abandono escolar. Hoy la situación es completamente diferente. ¿Qué hicieron?

“Un gran problema que Portugal debe solucionar está relacionado con las demandas de la economía del conocimiento y los bajos niveles de rendimiento mostrados por los alumnos en el examen PISA de 2000. En lectura se encuentra por debajo de la media (474 puntos). Lo mismo ocurre con matemáticas (466) y ciencias (474)”. Estas eran las frases que cerraban el capítulo dedicado a nuestro país vecino en el libro 'Los sistemas educativos de Europa', escrito por Carlos Fino y Jesus Maria Sousa, catedrática de Ciencias Sociales en la Universidad de Madeira. Una década después, la situación ha dado un giro de 180 grados y Portugal ha pasado a convertirse en un sorprendente ejemplo de mejora radical educativa.

En parte, por haber dado un vuelco a esos malos resultados, convirtiéndose en el país que asciende a mayor velocidad en PISA, mientras otros gigantes como Finlandia ven cómo su rendimiento desciende: 501 puntos en ciencias (por 493 de España), 498 en lectura (por 496 de España) y 492 en matemáticas (por 486 de España). No es una mera cuestión de cifras. Además, Portugal ha conseguido una escuela pública de calidad, igualitaria, con muy buena reputación social y que ha conseguido atajar uno de sus grandes problemas. “Ha logrado reducir el abandono escolar temprano en un 25%, de 38,5% a 13,7%”, recuerda Susana Agudo Prado, profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo que ha estudiado la educación inclusiva en España y Portugal.

“Se ha hecho un gran trabajo a lo largo de los años para soltar el lastre de un pobre sistema educativo heredado de la dictadura, por ejemplo abriendo la educación a todos los ciudadanos independientemente de su origen, atajando el analfabetismo o abriendo el país a una sociedad moderna”, explica Diana dos Santos Sousa de la University College de Londres, especialista en la educación de su país. Las reformas que se pusieron en marcha tras la llegada de la democracia en los años 70 era revertir las desigualdades generadas tras décadas de represión. “La educación portuguesa, hoy en día, sigue estando muy influida por las ideas de izquierda, aunque quizá ahora con un poco menos de fuerza”, añade Dos Santos Sousa.

Las bases del sistema educativo del país vecino se sentaron en 1986, con la conocida como Ley de Bases del Sistema Educativo, que estableció la mayoría de principios que siguen vigentes hoy desarrollando los principios de “igualdad de oportunidades” de la Constitución, apuntalados a través de reformas que, no obstante, no han alterado sus ideas esenciales. “Puede decirse que el tono ideológico de la Constitución Portuguesa, con su énfasis en los ciudadanos y la participación democrática es una diferencia sustancial entre la actitud de España y la de Portugal respecto a la educación”, opina la investigadora de la institución inglesa.

A simple vista, una diferencia sustancial entre nuestro país y el vecino es la proporción entre colegios privados y públicos. En Portugal, alrededor de un 82,6% de los niños acuden a colegios públicos, un 4% a concertados y el 13% restante a privados; en España, el porcentaje en concertada y privada asciende hasta el 28 y el 4, respectivamente, mientras que la pública se queda en el 68%. En Portugal, la cantidad en los concertados ha descendido después de que el Gobierno socialista de Antonio Costa haya decidido poner fin a más de la mitad de subvenciones a estos centros.

"Al contrario que en España, la mayoría de familias de Portugal suelen elegir centros públicos para enviar a sus hijos porque están bien valorados por la sociedad en general”, recuerda a El Confidencial Jesus Maria Sousa, que diagnosticó los males del sistema portugués en 2007. A pesar de los recortes, Portugal destinó alrededor del 4,9% de su PIB en 2015 a educación, mientras que en España se encuentra en un 4,1%. Sin embargo, como recuerda la profesora, aunque durante años el objetivo ha sido mejorar en PISA, los objetivos del gobierno de Costa forman parte de “una tendencia contra el entrenamiento para los exámenes".

La mejora desde los profesores

Todos los expertos coinciden en que gran parte de los buenos resultados de Portugal se deben a la preparación de los demandados profesores, una de las más exigentes en la Unión Europea. Un informe de la OCDE sobre profesores portugueses recordaba que su formación “incluye preparación inicial (incluidas prácticas), tienen un aprendizaje continuo obligatorio y se benefician de altos salarios. Portugal pertenece al reducido grupo de países que piden un máster para ejercer, ya sea en la guardería, en primaria o secundaria”, explica Sousa.

A diferencia de lo que ocurre en otros países, los profesores comienzan a hacer prácticas desde muy pronto, ya en el primer semestre del primer año de la carrera. Los docentes que darán clase en primaria (que es considerada la base del resto de sistema educativo) deben enfrentarse a dos exámenes: Lengua y Matemáticas. Que no por casualidad son los dos ámbitos donde más ha mejorado Portugal en PISA, lo que muestra que gran parte de los esfuerzos han estado destinados a revertir la tendencia que se puso de manifiesto en los exámenes del año 2000.

“Hay similitudes entre el sistema educativo español y el portugués, la estructura y los recursos tienen grandes parecidos”, añade Susana Agudo. “La clave puede encontrarse en los factores de carácter procesual, apostando por la formación de los docentes para que tengan gran abanico de recursos y herramientas metodológicas para enseñar y atiendan a la diversidad de formas que el estudiante tiene de aprender”. La profesora de la Universidad de Oviedo incide en “la fuerte apuesta por el 'proceso', por mejorar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes formando a los docentes en metodologías innovadoras”. Algunas de ellas, recuerda la Comisión Europea, se imparten en el currículo de Educación para la Ciudadanía.

Descentralización e independencia

España es uno de los países más descentralizados de Europa en lo que a educación se refiere, con un gran número de competencias transferidas a las comunidades pero no a los centros. Portugal no se queda atrás y ha dado un paso más allá ofreciendo a los centros educativos una gran autonomía. “En contraste con nuestra vieja costumbre de centralización, el currículo nacional puede ser parcialmente descentralizado en proyectos curriculares de colegios y clases, según los intereses y necesidades locales”, explica la profesora de la Universidad de Madeira. Eso sí, matiza que es así “al menos en un plano ideal”.

Como señalaba el informe de la OCDE, esto ha sido posible gracias a un decreto del año 2008 que daba un mayor peso a los ayuntamientos en la financiación de las escuelas en la hora de contratar al personal no docente y las infraestructuras. En 2012 la reforma del currículo dio mayor autonomía a cada centro a la hora de decidir sobre los contenidos lectivos y sucesivas leyes han reforzado la capacidad de decisión del director del centro. Diana dos Santos recuerda que los principios organizativos de la educación de preescolar fueron revisados en 2016.

La gran victoria contra el abandono escolar

Si los datos de PISA son llamativos, aún más relevantes son las medidas para combatir el fracaso escolar, que en 2002 se encontraba en nada menos que un 41%. Aunque aún sigue siendo uno de los países con un nivel más alto (un 13,6%), el cambio de tendencia parece casi milagroso. Es, en parte, consecuencia de la ya citada independencia de los centros, cuya flexibilidad de currículum permite que los colegios diseñen programas individualizados para los alumnos en riesgo de fracaso. En parte, fomentando alternativas como la formación profesional que “permiten que no salgan del sistema educativo”, como explica Sousa. Un puente que también permite alcanzar la universidad una vez se concluye.

Un hito reciente es el conocido como Plano Integrado e Inovador de Combate ao Insucesso e Abandono Escolar, lanzado en 2012 con una serie de medidas entre las que se encontraban planes personalizados de estudio a los alumnos de primaria que presentaban dificultades o la creación de nuevos cursos de Formación Profesional. A finales de los 80 el PIPSE (Programa Interministerial de Promoción del Éxito) ya intentó hacer frente a este problema. “Portugal está haciendo frente a uno de los problemas actuales más alarmantes: el fracaso escolar”, recuerda Susana. En España la tasa de abandono es del 19% más de cuatro puntos por encima de nuestros vecinos.

Y ahora qué. El regalo envenenado de PISA

Portugal se encuentra en una encrucijada educativa. Los expertos portugueses recuerdan que la coalición de izquierdas liderada por Antonio Costa se centrará en algunos de los aspectos educativos que se han dejado de lado, como “el pensamiento crítico y analítico o aspectos relacionados con lo social y político”, en opinión de Jesus Maria Sousa. Es una de las paradojas del aparente éxito portugués en los exámenes de la OCDE (que se trata un organismo económico) que pasa por haber “concentrado en Matemáticas y Lengua tiempo, recursos y créditos educativos”. El TIMSS, que mide el rendimiento en ciencias, mostró un descenso del país portugués en el año 2016.

Es una dificultad que reconocía el propio ministro de Educación Tiago Brandao, al afirmar que “en muchos centros los profesores vivían más pendientes de preparar a sus alumnos para esos exámenes y que obtuvieran buena nota que del aprendizaje en sí”. Algunas de las nuevas medidas no tienen un reflejo inmediato en las notas de los alumnos u otras mediciones. Es una de las trampas del éxito, como advierte Sousa: “Si un país sale o no bien parado en el examen está influido por que su currículo se centre en enseñar las habilidades que PISA pone a prueba”.

En el horizonte, al igual que en España, se avecina un cambio demográfico que hará que los dos países ibéricos tengan que replantearse la estructura de su sistema. Como recuerda la profesora Agudo, la natalidad en Portugal se encontraba en 2016 en el 8,4% (un 8,8% en España), datos “muy bajos”. “Con el descenso de niños en edad escolar, el Estado puede encontrarse que son suficientes los centros públicos con los que cuenta para dar respuesta a la demanda”, explica. “Es posible que de manera paulatina vayamos asistiendo a una reducción de la contratación de servicios externos (simplemente, porque no se necesitan)”. Una situación con colegios concertados y centros públicos vacíos, que es común a Portugal y a algunas comunidades autónomas españolas como Asturias.

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