Varios inspectores de la Agencia Tributaria amenazaron a meretrices para que dijeran lo que querían oír. "Vendré un día de estos y lo vas a pasar mal". Un juzgado ha señalado que el trato fue "excelente". Juzguen Vds. mismos
"¿No has puesto nada de lo que hemos hablado con las chiquitas? Por poner lo que nos conviene y lo que no, no". Son las 12 y cuarto de la noche y varios funcionarios de la Agencia Tributaria llevan ya siete horas realizando una inspección fiscal en uno de los principales burdeles de Valencia, el Cat Events. Acompañados por policías nacionales, los inspectores de Hacienda buscan pruebas de que las chicas son trabajadoras encubiertas del local, no simples meretrices que alquilan las habitaciones tras conseguir un cliente. "Esto va a ser fácil si tú colaboras y nos dices lo que queremos oír, vamos a ir rápido. Si no nos lo dices, vamos a tardar más, ¿me entiendes?", señala otro funcionario intentando presionar a una de las mujeres.
Las grabaciones a las que ha tenido acceso El Confidencial revelan cómo se las gastan algunos funcionarios de Hacienda en este tipo de inspecciones. Amenazas, presiones, comentarios despectivos y fuera de lugar. El objetivo es conseguir resultados. Aunque nos encontramos en el mes de marzo, el responsable del equipo cree que con esta operación, si todo sale bien, cumplirá su productividad. "¿Cuál es la próxima salida de colaboración… cinco, seis, ocho meses?”, le pregunta un compañero. "Esta vale por… con esta cumplo el cupo del año", le responde el jefe del operativo.
Todo ocurrió en marzo de 2017, cuando la Agencia Tributaria puso en marcha una operación a nivel nacional bautizada como Scortum. La Hacienda pública había detectado que muchos empresarios que regentaban clubes de alterne y burdeles (unos 3.600 en toda España) solo tributaban por el importe fijo que retenían a las chicas por alquilar las habitaciones, cuando se sospechaba que realmente organizaban la actividad de las prostitutas, fijaban los precios y las proveían de ciertos servicios.
Hacienda quería que los inspectores buscasen en los locales seleccionados, unos 70 en toda España, "las pruebas de que el empresario tiene a las prestadoras de los servicios como verdaderas trabajadoras de la sociedad, por lo que el ingreso producido por estas constituye ingreso para el empresario, sin perjuicio de dar a las trabajadoras una parte". Con este escenario, cuatro funcionarios de la Agencia Tributaria, acompañados de policías de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, se presentaron de improviso el pasado 30 de marzo de 2017, autorizados por el juzgado de lo contencioso-administrativo número dos de Valencia, en el burdel propiedad de Cat Events, uno de los más importantes de la capital del Turia.
Las grabaciones muestran claramente que tras retener varias horas a las chicas (los policías nacionales no levantaron ninguna denuncia a Cat Events, ya que pudieron verificar que no se estaba produciendo ningún delito relacionado con la trata de seres humanos, es decir, ninguna de las prostitutas estaba coaccionada), los inspectores de Hacienda interrogaron a algunas de ellas buscando pruebas de esa supuesta relación contractual. Interrogatorios que, según la denuncia posterior que pusieron algunas de estas mujeres, no estaban autorizados por el juzgado que permitió la operación.
Varias de las meretrices señalaron incluso su temor a una agresión física cuando pidieron irse. Varias relataron que tenían hijos esperando en casa. Es el caso de una joven llamada Diandra, a quien los agentes de la Policía Nacional pusieron dos boletines de denuncia que finalmente no se cursarían y que ella rompió delante de ellos. "Así, la próxima vez estarás más calladita”, le espeta un funcionario. Las grabaciones muestran entonces cómo una compañera de Diandra la separa del grupo y le pide que se tranquilice porque "te van a dar una hostia". "Me quiero ir ya, coño", responde ella.
Las grabaciones (había 18 cámaras en todo el burdel) muestran también cómo Diandra coge su bolso, intenta irse y un agente la devuelve dentro de la sala donde está retenida. Hubo momentos de tensión. De hecho, tras comprobar la Policía Nacional que no hay ningún delito de trata, comentan a los funcionarios de Hacienda que lo mejor es que se vayan. Son casi las ocho de la noche.
-Policía, al jefe de la Agencia Tributaria: "Las chicas, vamos a dejarlas ya que se vayan, ¿queréis alguna cosa?".
-Jefe de la Agencia Tributaria: "Que no se vayan todavía".
El objetivo de los inspectores de Hacienda era poder hablar con varias chicas en privado. Todas aseguraron que solo pagaban por el alquiler de la habitación y que el precio al que llegaban con el cliente era cosa suya, una negociación entre ambos. Las respuestas no gustaron a los funcionarios, que llegan a comentar entre ellos que las prostitutas "están aleccionadas". Tras detectar que sus intentos eran infructuosos, piden la colaboración de los policías, que como se puede ver en las grabaciones provocan más temor entre las meretrices.
-Policía: "Ellos no son la policía, son de la Agencia Tributaria, te van a hacer unas preguntas. Solo te pido que digas la verdad y más teniendo en cuenta tu situación."
-Chica: "¿Cuál es mi situación? (…) Yo estoy totalmente legal, soy abogada en mi país, ¿dónde está la ilegalidad?".
-Policía: "Yo te digo que…".
-Chica: "Si yo sé cuáles son mis derechos. Soy abogada (…)".
-Policía: "Lo tuyo va a ser rápido. Lo que pasa es que acabaremos pronto cuanto mejor tú lo hagas. Cuanto más tardes tú, más vamos a tardar nosotros. Esto va a ser fácil si tú colaboras y nos dices lo que queremos oír, vamos a ir rápido. Si no nos lo dices, vamos a tardar más, ¿me entiendes?".
-Chica: "Sí".
Las grabaciones también muestran cómo el responsable del operativo de la Agencia Tributaria y un policía cogen a una chica (Cristina, de nacionalidad paraguaya) y se la llevan a una sale aparte para decirle que lo mejor es que colabore, con amenazas veladas.
-Policía: "Vamos a ver, empiezo desde el principio, o acabo, o les digo que te vas y cojo a los de extranjeros y te vienes conmigo, no vas a figurar en ningún sitio ni lo que cuentes. Cuéntamelo a mí y acabamos rápido. ¿Cuánto pagáis al día por estar aquí?".
-Cristina: "El alquiler de la habitación".
-Policía: "Cada vez que haces el alquiler, ¿cuánto pagas por una hora?".
-Cristina: "60".
-Policía: "¿Y por media?".
-Cristina: "30".
-Policía: "Cuando entras tú, ¿cuánto pagas sin servicios?".
-Cristina: "No pagamos por el día".
-Policía: "No me lo creo, y las que viven arriba, ¿no pagan nada?".
-Cristina: "Nada, nada, te lo juro. Entramos y salimos pero no pagamos nada si no trabajamos. Depende de nosotras que queramos trabajar, pero por vivir arriba no pagamos nada".
Los inspectores también intentan que las chicas den la versión que quieren oír amenazando con una persecución económica desde la Agencia Tributaria: "Lo que os va a pasar es que si vosotras decís que el dinero de los clientes va para vosotras (...) nosotros al final como sabemos quiénes sois os vamos a abrir una inspección a todas y os vamos a reclamar un montón de dinero (...) y os vamos a abrir unas actas impresionantes, eso supone que nunca podréis tener una nómina o un bien porque esa deuda se va a quedar para toda la vida y en el momento en que tú ingreses un dinero o una cuenta o intentes comprar una casa os van a embargar, así os vais a encontrar".
Uno de los inspectores intenta convencer a una de las chicas de que Cat Events quiere que ellas tengan la culpa. "Nos está diciendo que todo el dinero lo estáis ganando vosotras. Entonces nosotros estamos cuadrando cosas y vamos a saber los servicios que se han pagado. Entonces, como la empresa nos dice que está ganando muy poquito dinero, entonces el resto va a ser vuestro, entonces vais a tener vosotras un problema. Os vamos a abrir unas actas importantísimas, os van a subir un dineral, os va a generar una deuda que no vais a poder pagar y vais a tener toda la vida esa deuda. Vosotras no vais a poder tener nunca una nómina porque os la embargarán, no vais a poder tener nada a vuestro nombre porque os lo embargarán".
"En todos los ficheros del Estado os va a salir una deuda brutal. Lo que os salga entonces, lo que estamos hablando con vosotras, es si te das cuenta de momento sin escribir nada, simplemente que nos digas la verdad, para que nos digas la verdad, para saber cuánto dinero gana la empresa, porque yo estoy convencido de que todo el dinero no es vuestro". Los funcionarios de la Agencia Tributaria solo buscan que alguna chica les diga que la empresa se lleva "la mitá" de su servicio, "porque si no toda la responsabilidad es vuestra".
"El culo es mío y el dinero es para mí"
Muchas de las declaraciones de estas chicas no están incluidas en el expediente que luego se abrió al dueño de Cat Events, ya que en teoría sus palabras no confirmaron lo que estaban buscando los agentes. "Las contestaciones dadas coincidieron en todos los casos con las explicaciones dadas por la empresa", se limita a señalar la Agencia Tributaria. No obstante, en junio de 2018 Hacienda le notificó expedientes de regulación por el impuesto de sociedades (ejercicios 2014 y 2015) y el IVA (2014, 2015 y 2016) que sumaban 934.777 euros. Una de las prostitutas dejó claro que "la empresa lo que quiere es el alquiler de la habitación ya está, el resto es de la chica". Los inspectores nunca creyeron esta versión. "Si tú por ejemplo a la empresa le pagas 30 o 60 euros y aparte de eso le consigues al cliente, le consigues 500 euros, ¿esos 500 euros te los quedas tú?", preguntó uno de los funcionarios.
-Chica: "Es que si me paga por el anal, por ejemplo, el culo es mío y el dinero es para mí".
Policías y agentes de Hacienda jugaron al poli bueno y al poli malo con las meretrices para intentarse ganar su confianza. Uno de los policías amenaza a una de las prostitutas con acabar en prisión: "Lo que te intenta decir aquí el de Hacienda es que aquí cada uno se intenta quitar las cosas de encima para metérselo a los otros. Lo que te quiero decir es que nosotros somos la policía y vamos a por los malos, pero estos te cogerán mañana y te dirán (…) cómo puedes tener un piso sin haber declarado nada y te van a coger, van a ir a por ti y te fusilan y te meten en la cárcel".
El inspector jefe del operativo la apuntilla: "Vamos a ver el dinero que sacan de los clientes igual que tú lo vamos a saber, entonces al final si la empresa dice solo me llevo 30 o 60 el resto os lo lleváis vosotras. Entonces decimos, esa deuda es vuestra, vais a tener todas un problema con Hacienda".
Las amenazas se sucedieron.
-Policía: "¿De qué nacionalidad eres?".
-Chica: "Española, canaria".
-Policía: "Ahora digo, me dirá soy de por ahí y me voy, pero tú no te vas, tú no te escapas".
-Chica: "No, no, me lo como".
-Policía: "Enterito".
-Chica: "¡Ay! Que me dan los calores".
-Funcionario de Hacienda: "No, vas a tener un problema, porque la deuda siempre la tendréis ahí, siempre la tendrás ahí, pendiente".
-Policía: "Vendré un día de estos y lo vas a pasar mal, no te voy a invitar a un cortado, te voy a decir, ya veremos, y cuando te diga esto te vamos a llevar y vamos a saber lo que es".
-Chica: "¡Ay, ay mi madre!".
-Policía: "¿Entiendes lo que te estoy diciendo?".
Tanto policías como funcionarios de Hacienda llegaron a decir a algunas de las prostitutas interrogadas que incluso cambiarían sus declaraciones porque no contaron lo que no querían oír, es decir, que solo pagaban el alquiler de las habitaciones y que el resto de lo pactado con el cliente era suyo.
-Chica: "Yo no te voy a confirmar nada".
-Policía: "Ya lo confirmaré yo y si yo ahora digo que me has contado todo, ¿qué?".
-Chica: "Dilo, dilo, pero dilo completo".
-Policía: "Yo diré lo que quiera de lo que tú me estás diciendo, no lo has entendido" (mientras los funcionarios se ríen).
-Funcionario de Hacienda: "Lo que él quiera".
-Chica: "¡Uy, tengo miedo!".
-Policía: "No me quieres contar nada, ni a él, no me parece bien. Vendré un día a tomar café contigo".
Algunas de las chicas denunciaron ante la justicia esta intervención, una querella interpuesta por delitos de allanamiento de morada, prevaricación, falsificación de documento público, coacciones, amenazas y detención ilegal que cayó en el juzgado número 6 de instrucción de Valencia. Dirigida contra tres policías nacionales y tres funcionarios de Hacienda. El 5 de febrero de 2019 el juzgado archivó provisionalmente las diligencias tras asegurar en un auto que "la actuación de todos los intervinientes en relación a las mujeres 'clientes' del hotel no puede tildarse más que de estrictamente correcta, en ningún momento de las horas que constan en la grabaciones se aprecia una mala actitud, prepotencia, desprecio, presión o mal trato a ninguna de ellas y mucho menos una actitud amenazante y coactiva, más bien al contrario la el trato es excelente, propio y adecuado a las circunstancias de la entrada y registro en toda intervención policial".
Un archivo que fue recurrido. La Audiencia Provincial desestimó dicho recurso el pasado 6 de junio, a pesar de que la asociación Genera, que defiende los derechos de las mujeres que se dedican libremente a la prostitución, se personó como acusación popular y solicitó al juzgado una "investigación profunda e imparcial de los hechos", ya que los "interrogatorios de los funcionarios policiales y de hacienda incluyeron expresiones despectivas y amenazas".
Las chicas relataron que durante la inspección subieron a las habitaciones y las vieron desnudas. Una de las grabaciones muestra cómo los funcionarios, mientras una técnica de Hacienda termina de hacer copias de la documentación que se llevaron, insinúan jocosamente que podrían subir a una de las plantas a ver a las chicas.
-Funcionario: "¿Subimos a la cuarta ahora a ver si alguien? (…) Porque aquí duermen".
-Funcionario: "¿Subimos a verlas? Total, para no hacer nada aquí".
-Funcionario: "Nosotros hemos subido al cuarto piso y estaban todas las camas deshechas".
Quien sí mantiene diligencias abiertas es otro juzgado, el número 20 de Valencia, que desde abril de este año investiga si la Agencia Tributaria manipuló la inspección fiscal que realizó en el local de Cat Events. El dueño de la empresa se dio cuenta, tras recibir el expediente que utilizó Hacienda para sancionarle, que en su ordenador aparecían 3.801 archivos que no estaban en su computadora cuando los inspectores visitaron de improviso su negocio. Entre estos nuevos documentos que por arte de magia el fisco ubicaba en el ordenador de su oficina estaban 185 fotografías de chicas desnudas o semidesnudas.
Los inspectores quisieron borrar las imágenes
El inspector de Hacienda que lideró el operativo quiso borrar todas las grabaciones cuando se dieron cuenta de que habían sido monitorizados por las 18 cámaras de seguridad que hay en el local. El propio funcionario de la Agencia Tributaria era consciente de la situación y aseguró a uno de sus compañeros que había "metido de por medio a la Policía". También advirtió al abogado de la empresa, que se personó en el local y al que intentaron quitar el móvil, que si Cat Events no procedía a la destrucción de las imágenes tendrían "a primera hora una incidencia con el abogado del Estado". Su actitud con el letrado de la empresa propició incluso un escrito de amparo del propio Colegio de Abogados de Valencia.
Para borrar las imágenes, los inspectores tuvieron que llamar a un compañero, de nombre Álvaro (que no aparece en el acta de inspección como funcionario habilitado para el operativo) y que se personó en el burdel a las 23:20 y permaneció en él hasta las tres de la madrugada intentando borrar las imágenes. El dueño del local quiso dar unas copias a los funcionarios, pero nunca destruir las imágenes. Su abogado incluso solicitó la presencia de un secretario judicial para autorizar la destrucción de las mismas. Como respuesta, solo encontró: "Con nosotros nunca viene, ¡ya te lo hemos dicho!".
Al final, los inspectores dieron en la quinta planta del local con los dos discos que almacenaban las grabaciones. Allí había unos perros especializados en detectar drogas que el dueño de Cats tiene en el burdel para evitar que se trafique con estupefacientes. El tal 'Álvaro' estuvo varias horas trabajando para eliminar las grabaciones. Pero sin mucha suerte. Cuando todos se fueron creían que las habían eliminado, pero no se percataron de que había un sistema doble de grabaciones que no borraron.
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