El Tesoro teme que se genere en muy pocos años un nuevo sistema financiero global que reduzca a la nada la influencia del BdE y los bancos nacionales
La puesta en marcha de una nueva moneda virtual (la Libra) al amparo de la red social Facebook y respaldada por algunas de las grandes corporaciones financieras mundiales (como Visa y Mastercard) ha puesto en guardia a instituciones públicas (como el Tesoro y el Banco de España) que ven en esta iniciativa un gran riesgo por la falta de garantías que ofrece ante una debacle o crisis financiera mundial. Una vez analizado el ‘white paper’ en el que los propios impulsores de la criptomoneda explican su funcionamiento, las voces de alarma han surgido en la mayor parte de los reguladores y supervisores económicos españoles, que admiten lo innovador de la iniciativa pero advierten que supone un cambio radical sobre lo que hasta ahora conocemos como sistema financiero.
Aunque todavía no ha habido un pronunciamiento oficial por parte de Economía o de alguno de sus organismos dependientes, los analistas y técnicos consultados dentro de las instituciones de supervisión advierten que la generalización del uso de Libra puede generar en muy poco tiempo un sistema financiero paralelo y superior al de cualquier moneda conocida, con muchos más usuarios. Si nos atenemos solo al uso de las redes sociales (a partir de las cuales se crea la nueva moneda) existe un mercado potencial de 2.600 millones de personas que pueden empezar a utilizar de forma masiva la Libra en todas sus transacciones a nivel global, con unos costes mínimos de transferencias, traspaso de remesas, pagos transfronterizos y muy especialmente simples retiradas de fondos.
"Desde el punto de vista legal se trata de un sistema impecable nacido por y para un sector privado que huye de la regulación", advierte uno de los principales abogados de derecho bancario en España. Pero alerta a continuación que el riesgo está en la falta de instrumentos de garantía en caso de pérdidas de valor de la moneda virtual, falta de fondos o “un simple colapso del sistema por crisis financieras globales, cuyo efecto arrastre no se puede ni siquiera estimar todavía”. "Aunque el sistema blockchain que lo sustenta es muy seguro, solo garantiza que todo va a funcionar bien mientras haya fondos que lo aguanten, pero sin red de seguridad en caso de crisis generalizada por ausencia de bancos centrales”, asegura.
La Asociación Libra que todo lo puede
Frente a ese temor, los defensores de la moneda advierten que cuentan con el compromiso de numerosos bancos centrales y de una veintena de grandes grupos financieros y de telecomunicaciones (como Vodafone) que ya han aportado fondos para que se puedan dar los primeros pasos en el modelo. Son medios de pago globales (como Visa, Paypal y Mastercard) grandes grupos de capital riesgo que manejan sumas millonarias de dinero entre países sin importarles la nacionalidad; plataformas tecnológicas a nivel mundial (como Uber, Ebay, Lift o Spotify), socios tecnológicos globales (como Anchorage, Bison Trails o Coinbase) y hasta entidades sin ánimo de lucro comprometidas con la difusión de la innovación y la igualdad.
En total son cerca de 27 las sociedades e instituciones que apoyan a la Libra, si bien ninguna de ellas es un banco privado comercial. El impulsor de la moneda y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, ha realizado una ronda de negociaciones con todos sus nuevos socios, entre los que se incluyen algunos reguladores internacionales. Pero ha descartado a las entidades financieras y los bancos centrales. Confía todo al sistema blockchain para funcionar junto con una especie de órgano de control (denominado Asociación Libra) controlada por un consejo de unos cien miembros de los socios fundadores, que tomará las decisiones importantes con una mayoría de dos tercios.
El primer gran problema que los supervisores españoles han puesto sobre la mesa es la necesidad de controlar la puesta en marcha de la Libra para que no deje fuera de juego a todo un modelo bancario regulado y controlado, con unas exigencias de solvencia, liquidez y capital que se descartan para las criptomonedas. Un trasvase masivo de clientes al sistema de Libra sería a medio plazo equivalente a una especie de pánico bancario, sobre todo porque implica un movimiento global de capitales con unas consecuencias nefastas e impredecibles para muchas entidades que operan a nivel local, dentro de cada país.
Algunos analistas han advertido incluso que, una vez con la moneda en marcha, una caída de su paridad por cualquier crisis puede generar unas pérdidas tan grandes al sistema que muchos países no podrían afrontarlo ni con sus propias finanzas. Por eso desde algunas instituciones gubernamentales anglosajonas y en el entorno europeo se han empezado a levantar voces para aplazar la fecha del primer trimestre del año que viene, como inicio de la nueva Libra.
El Tesoro dispara la alarma ante la Libra de Facebook en caso de crisis financiera