En 2016 cerraron 11.000 negocios, casi tantos como los que abrieron en Cataluña. El Gobierno lanza un plan de inversiones público-privadas para frenar la sangría
Justo antes de las vacaciones de verano, el Gobierno del País Vasco anunció un gran plan industrial de cuatro años para revitalizar el sector. Las alarmas se dispararon en Ajuria Enea a principios de julio cuando tres grandes empresas con presencia en la región anunciaron su cierre inminente. Se trata de General Electric, Fagor y Muebles Xey, compañías que dan empleo a más de 650 personas y que podrían unirse a la lista de negocios que han cerrado en la región. El Gobierno vasco va a movilizar más de 2.200 millones de euros en este plan industrial que se destinará a “reestructurar y relanzar” el tejido empresarial de la comunidad.
El objetivo es evitar el cierre masivo de negocios que amenaza la recuperación en la región. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2016 fue la única comunidad autónoma en la que se redujo el número de empresas. Echaron el cierre casi 11.000 compañías, lo que contrasta con las 56.600 empresas que se crearon en el resto de España. Una situación que refleja bien cómo Euskadi está quedándose atrás en esta fase de crecimiento respecto a las zonas más dinámicas del país, que se concentran en el Mediterráneo, Madrid y Canarias. Por ejemplo, en el mismo periodo, Cataluña vio abrir casi 12.800 empresas; la Comunidad de Madrid, 9.700, y la Comunidad Valenciana, 5.500 nuevos negocios.
Desde el inicio de la crisis, en el País Vasco ha desaparecido el 20% de las empresas. Una de cada cinco. En total, son algo más de 35.000 negocios que han echado el cierre, bien por extinción de la empresa o porque se hayan ido a otras regiones. Este porcentaje de empresas destruidas multiplica por cinco al del conjunto de España, donde la pérdida del tejido productivo ha sido del 4%. Una de cada cuatro empresas que han cerrado en España durante la crisis era vasca.
Este ritmo de destrucción de la red empresarial es insostenible para una economía en crecimiento, por lo que el Gobierno vasco intentará frenar esta sangría con inversión pública. Una parte de los 2.200 millones que movilizará serán avales a empresas para que tengan músculo financiero para invertir, por lo que también tratará de estimular la actividad privada.
Ninguna comunidad se aproxima a las cifras del País Vasco, que es la única autonomía que tiene el tejido empresarial en su nivel más bajo de toda la crisis. Castilla-La Mancha es la siguiente donde más negocios se han cerrado, pero no llega ni al 8%, esto es, menos de la mitad del 20% de empresas liquidadas en el País Vasco. Comunidad Valenciana, Castilla y León y Asturias van detrás, con algo más del 6% de su tejido productivo destruido.
Inversión y productividad
La estructura del tejido empresarial vasco es similar a la del resto de España: a pesar de su exposición al sector industrial, no hay empresas más grandes que en el conjunto del país, por lo que adolece de los mismos problemas de baja inversión y productividad. El 94% de las empresas de Euskadi tiene menos de 10 asalariados, y el 48% no tiene ninguno; por el contrario, solo el 1% tiene más de 50 empleados. Cifras que son similares a las de España, donde el 0,75% de las empresas tiene más de 50 trabajadores asalariados y el 96% tiene menos de 10.
Las firmas vascas del sector industrial han ido perdiendo competitividad durante la crisis, de modo que se han alejado de los países punteros de Europa y han ido convergiendo con el resto de España. En 2008, la productividad del sector manufacturero de Euskadi estaba a la altura de Alemania y muy cerca de Reino Unido, pero rápidamente ha perdido posiciones. En 2013 (último dato disponible en Eurostat), la distancia con estos países se ha disparado, mientras que España ha recortado terreno respecto a la comunidad.
El País Vasco utilizará los más de 1.000 millones conseguidos de Hacienda tras la actualización del cupo, que llevaba pendiente de liquidar desde 2011, para financiar este plan. El acuerdo con el Ministerio de Hacienda, que fue la llave para que el PNV aprobara los Presupuestos Generales del Estado, supone exactamente la devolución de 1.400 millones de euros a Euskadi entre 2017 y 2021. Con esa cuantía, el Gobierno vasco podrá poner en marcha su plan con el que intentará revitalizar la inversión y la productividad.
El peso de la industria en el PIB de la región se ha reducido paulatinamente con la crisis, no porque cayera mucho al principio, sino porque su recuperación está siendo muy lenta. De hecho, el PIB industrial entre 2010 y 2015 (último dato disponible) se ha reducido algo más de un 1%, mientras que el conjunto de la economía vasca ha crecido un 2,39% en precios corrientes. Como en el resto de España, los servicios han sustituido a la industria y la construcción, en especial las actividades turísticas. La producción del comercio, la hostelería y el transporte ha crecido un 9%, según la oficina de estadísticas vasca, mientras que el conjunto de los servicios ha avanzado un 7%.
Si se confirman los cierres de Fagor, General Electric y Muebles Xey, supondrán un importante golpe para la economía vasca, otro más. La clave para mantener su pujanza está en la inversión para ganar productividad. El momento económico es propicio para lanzar un gran plan de inversión público-privada. En primer lugar, porque la recuperación se está consolidando en Europa, lo que supondrá mayor demanda para las exportaciones. Y en segundo, porque el petróleo barato y los bajos tipos de interés mejoran el retorno esperado de las inversiones y animarán a las empresas. El reto que se ha marcado Ajuria Enea es que la participación del sector industrial sobre el PIB alcance el 25% en 2020, esto es, unos tres puntos por encima del nivel actual. Esto significa que la producción tendría que crecer mucho más rápido que en el sector servicios, porque solo así podrá ganar peso. Un objetivo ambicioso para la comunidad, pero cualquier avance será positivo.
Alerta en el País Vasco: es la única región que todavía destruye tejido empresarial