Por qué unir fútbol y formación

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Por qué unir fútbol y formación

Sin deseo de hacer un estudio exhaustivo, si algo llama la atención cuando se compara la formación académica preuniversitaria con la deportiva es la permanente mediocridad y gran ausencia de promoción de la meritocracia en los estudiantes por parte de los profesores y administrativos. Este sería entonces el primer motivo: provocar un cambio de paradigma en el ámbito académico, para que la búsqueda de la excelencia deportiva se contagie en el ámbito formativo, permitiendo la aparición de una mayor cantidad de alumnos con elevadas metas, especialmente en las materias STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas traduciendo el acrónimo inglés).

El segundo motivo es la dificultad que hay para introducir en los colegios las nuevas tecnologías, la programación, el dato masivo y el aprendizaje de la Inteligencia Artificial. Bien sea para el análisis socioeconómico transparente de los datos académicos, bien sea como elemento formativo transversal o incluso temático mediante asignaturas creadas para tal fin. Por el contrario, las características técnicas del fútbol y sobre todo el elevado nivel de competitividad conseguido desde los años 70 con las sorprendentes mejoras estratégicas introducidas por equipos y entrenadores holandeses y españoles, permiten no solo introducir con gran facilidad y reducido coste la Inteligencia Artificial y el análisis del dato masivo, sino sobre todo elaborar un currículo personalizado y exhaustivo a nivel teórico y práctico, consiguiendo entregar una formación dual deportivo-académica de alto nivel. De esta forma, las familias que animaran a sus hijos hacia las disciplinas deportivas conseguirían al mismo tiempo una meritocracia técnica aplicada, orientada desde el primer momento a las nuevas tecnologías del dato masivo y la Inteligencia Artificial.

El tercer motivo es la facilidad que tiene el fútbol para mover la voluntad de amplias capas de la población, con independencia de su nivel socioeconómico y cultural o académico. Los sistemas educativos occidentales impiden conseguir un progreso económico que pueda igualar el alcanzado en países como China, Singapur y Corea del Sur por encontrarse atascados en los barrizales mencionados de la mediocridad académica. Pero, por el contrario, empleando relativamente poco dinero si se compara con los colosales gastos en instrucción pública, el fútbol occidental ha conseguido romper todas las barreras geográficas extendiendo la excelencia deportiva y las filigranas técnicas de sus jugadores a todos los rincones del planeta. Incluso en las zonas más pobres y desfavorecidas. Así ya no es extraño ver manifestarse a jóvenes de todo el mundo por un futuro mejor vestidos con los colores del Barcelona o el Real Madrid. No son los nombres de Aristóteles, Newton, Darwin o Mandela los que aparecen en esas camisetas, sino los de Leo Messi o Cristiano Ronaldo.